Bienvenidos y Bienvenidas

Hola, los invitamos a recorrer constantemente esta sección del blog, porque como todo en la vida, según el día uno puede sacar diferentes enseñanzas ^^.

El Peso De Las Palabras (Amor Y Significado)

Suponer que las palabras tienen un sentido inequívoco genera gran parte de los malos entendidos entre los enamorados. Aunque ambos amantes utilicen razonablemente bien el lenguaje, es probable que le otorguen distinta importancia a sus manifestaciones verbales. Las personas que comparten una lengua materna no necesariamente aprenden por igual a expresar sentimientos, ni les atribuyen significados análogos a las mismas palabras, ni les asignan un valor parecido a las cosas que dicen, ni entienden de manera semejante la elocuencia del silencio, ni obtienen una información similar a partir de lo hablado. Así, mientras para algunos lo que se dice bajo la influencia de Eros es, antes que nada, una forma de desvarío; para otros, las palabras son una forma solemne y sublime de distinguir a las promesas, por lo que cada verbo o adjetivo usado en nombre del amor requiere de un significado indiscutible, claro y preciso.

Algunas personas conciben el diálogo amoroso como una forma de designar sueños o ilusiones del minuto que no necesariamente requieren de correspondencia con hechos objetivos. Las palabras son para ellos, en primer lugar, formas de jugar, de imaginar o de llenar el tiempo. Por eso, a veces dicen cosas motivadas por la emoción del instante, o para impactar, o para caer bien, o para cautivar o porque le viene al caso. Con frecuencia hacen declaraciones de amor u ofrecimientos que son absolutamente sentidos, pero que sólo responden a la necesidad del momento y no tienen vigencia más allá de las circunstancias en que son emitidos. O sea, no deben ser tomadas al pie de la letra. Otros, hacen fogosas confesiones al calor de un encuentro, sin hacerse cargo de ninguna de sus consecuencias, o dicen con frecuencia "te quiero" simplemente porque les agrega placer y suena bonito. Incluso existen personajes que utilizan la conversación amorosa de manera tan laxa y ligera, que pueden afirmar con convicción el deseo de compartir con su enamorado el resto de sus vidas, y al día siguiente, plantear sin el menor empacho o atisbo de vergüenza la imposibilidad de toda relación amorosa argumentando proyectos de vida incompatibles.

Pero también existen las personas que sólo hablan de amor cuando lo sienten profundamente, y que no conciben emitir vocablo alguno si no hay congruencia entre lo que dicen y lo que hacen. Una vez expresados sus sentimientos y proyectos, inmediatamente comienzan a efectuar cambios y a tomar las medidas que los hagan posibles. Y no pronuncian una sílaba que no se sientan capaces de avalar responsablemente con acciones concretas. A la vez, pueden ser tan rigurosos y estrictos en el uso del lenguaje, que únicamente se permiten expresar en voz alta aquello que sienten verdadero y cierto, estableciendo una relación de compromiso con sus afirmaciones. Cumplen lo que dicen y experimentan culpa si no logran respaldar sus ofrecimientos con hechos; para ellos, palabra dicha es palabra de honor. Vale la pena creerles.

Si usted quiere ahorrarse penas de amor inútiles, aprenda con urgencia a distinguir las profundas diferencias existentes entre la realidad palpable, de carne y hueso, y una oratoria vibrante y melodiosa. Recuerde que al calor de la pasión y las propias carencias, cada cuál dice o escucha lo que quiere. Comprenda que los seres humanos, sin mala intención, le otorgan a cada una de sus palabras una mayor o menor trascendencia, de acuerdo a su psiquis, su historia o su conveniencia. Por eso es bueno tomar conciencia que, así como existen palabras vacías y volubles que no importan ni reportan nada u otras livianas e ingrávidas que se las lleva el viento, también las hay tan sólidas que valen su peso en oro. ¿Y las suyas cuánto valen?