Bienvenidos y Bienvenidas

Hola, los invitamos a recorrer constantemente esta sección del blog, porque como todo en la vida, según el día uno puede sacar diferentes enseñanzas ^^.

Partir Sin Despedirse (Amor Y Responsabilidad)

Desafortunadamente existen personas que tienen la mala costumbre de partir sin despedirse. Eligen el silencio como ruptura y se evaporan de una historia de amor sin una palabra, sin un adiós, sin explicación alguna. Implacables, callados, distraídos, sin dar la cara ni permitir apelaciones, se hacen humo como si no recordaran lealtades, ni rostros, ni nombres, ni risas, ni acuerdos, ni nada. Emprenden la huida sin medir las consecuencias, e irresponsables absolutos de heridas o duelos, hablan a través de los hechos consumados. Ya sea por vergüenza, o por el alivio de verse rápidamente otra vez libres, o por evitar el conflicto, o por cómodos o incautos o inmaduros o por temor a un mal rato, cambian las reglas del juego sin previo aviso. Inconscientes de martirios y cruces, afirman su autonomía pasando a llevar los derechos de su amante dejando a éste congelado y atónito, vacío, lleno de dudas, sin saber qué, ni por qué, ni cómo, ni cuándo.

Usted que se fue de sopetón sin percatarse de la magnitud de la tragedia, probablemente no se imagina la humillación que se siente cuando se es borrado de golpe o lo demoledor que significa ser declarado nulo. Tampoco se figura el dolor de repasar mil veces cada minuto vivido buscando razones, ni el horror de experimentarse objetado, ni el desgarro de largas noches insomnes sin una llamada, ni la angustia de sentirse inexistente, ni el desconsuelo de ser destruido en la memoria y enterrado en el olvido. Usted que quiso irse pero no vengarse, que es una buena persona, que no quiso hacer daño, que nunca pensó en lastimar... Deténgase. Salga de las sombras, abandone esa ausencia fantasmal desde la cual continúa penando. No siga huyendo, ordene su pasado, rescátelo de las fantasías que ha inventado y libérelo de todas esas explicaciones huecas que no han convencido ni dejado en paz a nadie. Vuelva a ser de carne y hueso, intente devolverle la cordura a quien un día depositó en usted la confianza. En sus manos está hacerle frente a tanto dolor derramado en su nombre. Sólo retroceda un minuto. Comparezca humilde al lugar de los hechos, ése que quedó desolado con su partida, a medio camino y sin huella. Abra las puertas para que salga la tormenta, sacuda ese polvo que ensucia todo recuerdo. No es mucho lo que se le pide, sólo un pequeño acto de contrición, un digno final para una historia de amor, un arrepentimiento mínimo de forma no de fondo, una penitencia simple, una compensación pequeña para enmendar lo obrado a ciegas y rectificar lo mal hecho. Siempre es posible reparar en algo, y después de tanto tiempo ya no serán necesarias todas las explicaciones que antes temió dar. Haga un gesto, tome el teléfono, escriba una nota o busque su propia manera de hacerse presente. Sólo se requieren unas pocas palabras. Tal vez un "lo siento" o un "no fui capaz" o un "no supe cómo". Y una aclaración breve, "sin querer se acabó el amor" o "no pude con el desamor" o "tuve rabia" o cualquier cosa que testimonie que a pesar que le faltó coraje para enfrentar el dolor de la ruptura usted estuvo ahí, existió, fue real, y que valió la pena amarle, que nunca quiso ser brusco o cruel.

Actuar únicamente en base a los propios impulsos, sin consideración alguna por quien antes se amó, puede causar estragos impensados. Recuerde que las caricias que se prodigan los amantes, más allá del devenir de la relación amorosa, son promesas mutuas e implícitas de responsabilidad y humanidad que no pueden enterrarse de un día para otro. En el amor la ausencia de una digna despedida causa mucho daño. Por eso, haciéndole honor a su memoria, y en señal de respeto por quien un día fue parte de su vida, haga un alto en su camino. Sólo por un momento, para pedir disculpas y decir el adiós que le quedó pendiente. Anímese, más vale tarde que nunca.