Bienvenidos y Bienvenidas

Hola, los invitamos a recorrer constantemente esta sección del blog, porque como todo en la vida, según el día uno puede sacar diferentes enseñanzas ^^.

Murallas Invisibles (Amor Y Depresión)

¿Es usted excesivamente responsable o controlado, con tendencia a postergarse más de la cuenta, o incapaz de comunicar sus necesidades más profundas? ¿Es usted especialmente sensible a la desaprobación, al rechazo, a las pérdidas o al abandono? ¿Siente que en la vida y en el amor generalmente obtiene menos de lo que espera o necesita? ¿Es usted pesimista, irritable o permite que hechos triviales adquieran una importancia desmesurada? ¿Se siente con frecuencia vacío, triste, desesperanzado, fatigado o con poca energía? ¿Ha perdido interés en las actividades cotidianas o muestra dificultad para concentrarse y tomar decisiones? ¿Le está costando más la vida, cambia de ánimo a cada rato, ha tenido pensamientos de muerte, está comiendo más o menos de la cuenta, le cuesta conciliar el sueño o se la pasa durmiendo? Si usted reconoce tener en exceso dos o más de estas características, quizá posee una personalidad depresiva o está francamente deprimido. No se quede ahí parado y pida ayuda pronto. A pesar de todas sus virtudes no resulta nada fácil amar a alguien que se la pasa convirtiendo sus dificultades en derrotas.


Los depresivos son catastróficos y exagerados en su pensamiento. Magnifican el impacto de los eventos adversos porque ven en negro o blanco, más en negro que en blanco, sin captar bien la amplia gama que tienen los grises. Les cuesta ver la salida a los problemas, y para ellos los hechos negativos tienen más peso que los positivos. Reaccionan de manera desproporcionada a los contratiempos, toleran mal los cambios y les dan a las preocupaciones mil vueltas en la cabeza. Son implacables con sus errores y se sienten responsables cuando las cosas no resultan; sin embargo no celebran los éxitos, ni los propios ni los ajenos. Los consideran azarosos o solamente cumplimiento del deber.


Las personas depresivas circulan por la existencia con una enorme herida interna esperando que el amor se las cure. Pero como se avergüenzan de su vulnerabilidad no se lo comunican a nadie. Su temor a fallar, o a desnudar sus flaquezas, las lleva a ponerse máscaras que impiden conocer realmente sus deseos. Carentes del amor y de la aprobación que requieren, se abocan a dar o demandar en exceso lo que a ellas les falta. Necesitan mucho pero se abren poco, e insisten en hacerse las fuertes y sabelotodo sólo para terminar adoloridas, insatisfechas, enrabiadas, encerradas en sí mismas, y con la sensación de que finalmente nadie es capaz de hacerse cargo de ellas.


Señora o señor depresivo, usted que es una persona adorable, permita que le den todo el amor que se merece. Debe darse cuenta de que sus temores y angustias lo han ido aislando con una infranqueable muralla invisible. Y la depresión florece en la soledad y el ensimismamiento. Su descontento permanente genera malas ondas que arrasan con el fuego de la pasión. El negativismo crónico intoxica cualquier ambiente. Acepte las cosas adversas que no puede evitar o modificar y establezca prioridades para no abrumarse. Los hábitos depresivos constituyen una modalidad enfermiza e inútil de organizar el pensamiento y de controlar las relaciones, en especial las amorosas. Se aprenden, y al igual que con las joyas de la familia, se van transmitiendo con gran celo de una generación en otra. Por eso, tenga cuidado y salga de una vez de su escondite. El desasosiego constante de su alma no sólo chupa su energía, sino también la de su amante. Y el cuerpo y la psiquis de ambos son recursos no renovables, no los malgaste. Intente averiguar los motivos ocultos de su conducta y haga revisar la química de su cerebro; hoy en día todo tiene arreglo si se le pone empeño. O casi todo. Reaccione a tiempo; vale decir, antes de que el resto de su vida se le haya escurrido entre las manos.